...No te escribiría esto si no te lo merecieras. Pero sabes que sí. De hecho, te mereces esto y más. Y si no me crees, te lo repetiré cuantas veces haga falta. Desde la primera vez que hablé contigo aquel día de abril sabía que lo nuestro iba a convertirse en lo que es hoy, una amistad única y duradera.
Esto no es algo que crea yo así por así. En todo este tiempo he podido darme cuenta de lo afortunada que soy conociéndote. Me has ayudado con millones de cosas durante estos dos años y medio, día a día, podría decirse. Has sido capaz de leer todas las tonterías que han ido saliendo de las teclas de mi ordenador, una a una. Me he reído todos los días a tu lado, de cualquier cosa, desde la mayor bobada del mundo hasta alguno de tus chistes (malos, eso siempre). Nunca supimos con exactitud cuantas horas pasábamos pegados al ordenador, hablando sin parar. Bueno, pero como algún día a alguien se le ocurrió la tonta idea de contarlas, tenemos un número que nos resume. 861. Nos hemos confiado secretos, historias, anécdotas que nos han sucedido (y algunos los habremos olvidado, de tantos que eran). Recuerdo que al principio los dos teníamos algo de vergüenza, pero ya se ha esfumado, y ahora tenemos una gran confianza, diría yo. Tienes una larga lista con cosas prometidas por mi, aunque yo ya no recuerde sino una o dos, jaja. A pesar de que a simple vista no nos demos cuenta, hemos aprendido muchas cosas el uno del otro, estoy segura. Y, aunque esto no lo sepas, muchos de mis momentos más chungos terminaron de desaparecer después de hablar contigo. Con tu ayuda, ya sé lo que es un amigo, y algún día acabaré con esta cruel distancia que nos separa, para poder dar un gran abrazo a esa persona que tanto añoro y necesito a mi lado.
No conozco aún palabras que agradezcan tanto, pero sí una que resume todo:
Gracias, Marc♥
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