09:00h
Mi subconsciente y yo pensamos lo mismo por una vez: Odio el despertador, odio olvidar lo que estaba soñando hace un minuto una vez que despierto.
Me doy la vuelta en la cama y sonrío por primera vez, aunque no logro encontrar la razón. Paso de pensarla. La claridad se adueña de mi habitación y pasa a través de las cortinas. Adivino sin abrir los ojos: hoy sale el sol, o por lo menos eso parece. Abro del todo los ojos, miro al techo. Maldigo en voz baja. ¿Por qué tuvo que ser todo....tan blanco? Bostezo. Me levanto de la cama, piso el suelo aún medio zombie. Miro por la ventana. En efecto, hay un par de nubes extrañas que no dejan que el sol brille con todo su esplendor. Sin embargo, el simple hecho de que estén ahí me hace preguntarme si no serán necesarias.
Llego a la cocina, con frío en mis pies descalzos. Me hago mi desayuno favorito (no sin un poco de pereza). Te atas el pelo que alcanza tu cara mientras comes. Tu mirada se dirige hacia la nevera, aunque realmente tu mente está más allá de esa capa de metal con imanes de distintos colores y papeles de reuniones pasadas. Entonces, una extraña bombilla se enciende en tu cabeza y llegas a una difusa conclusión: hoy te sientes otra, sientes que cambiaron tu chip, eres... diferente, por así decirlo.
Te desperezas vigilando que tu madre no entre para que no te pelee. Todavía no la has visto. Pones la taza en el fregadero y le echas agua. Comienzas a mirar a tu alrededor, pero sin reparar en los pequeños detalles, solo para convencerte a tí misma de que todo sigue en orden desde que ayer te fueras a la cama. Decides volver a tu habitación, rebuscas entre los cajones y encuentras por fin ese mp4 que guarda tu música favorita. No sabes si le queda batería, pero pruebas a encenderlo, y ¡tachán, on! Buscas tu lista de canciones y comienzas a seguir el ritmo de la música con tu cabeza. Comienzas a tararear y cantas, incluso, sin miedo a que te pillen haciendo tonterías. Total, ya son parte de tí.
Abres el armario y comienzas a buscar algo que ponerte rápidamente, pero sin perder detalle. Jamás renunciarás a tu estilo, ni aunque tengas prisa. Oyes pasos. Tu madre te sorprende con una de esas frases que sería imposible no adivinar a estas alturas de la vida:
-"Buenos días, dormilona, ¿qué buscas?".
Le saludas con un gran beso, y le cuentas cómo te sientes, cuál es tu idea. La expresión de su cara no deja lugar a dudas: no se opondrá a tu propuesta. Es más, sonríe y se imagina con tu edad. Ordenas rápidamente tu habitación, mientras miras la hora en el escritorio y terminas de prepararte. Suspiras. Te ponen nerviosa aquellos relojes que se empeñan en adelantar el tiempo, ¡como si pudieras recuperarlo una vez pasado!
Coges un cuaderno, el bolígrafo que encontraste una vez perdido en casa de tus primos que tanto te gustó, tu mp4, el móvil y todo lo necesario. Lo metes en tu mochila particular, esa que llevas siempre a todos lados. Te pones los zapatos y bajas las escaleras. Te diriges hacia la puerta. Das el primer paso fuera de casa. Respiras hondo, captas el aire del ambiente. Estás decidida. Quieres improvisar, borrarte del mundo por un instante.
Despreocuparte, ser feliz, eliminar los pensamientos, y olvidar los reproches.
Utilizar el tiempo exclusivamente para tí, y darte cuenta de que ya es hora de pensar en otras cosas.
Porque... ¿Quién te lo impide?
Eres dueña de tus actos, y libre a la hora de escoger decisiones.
PD: Poco que decir. Historias como esta se me ocurren un día cualquiera, al observar una foto antigua. ¡Siento tanto las molestias ocasionadas! Haha. Date por aludida fea:). Espero poder elaborar un to be continued pronto. ¡Ya se sabe, todo depende!
♥
no te me pongas rebelde, que ya te dejo un comentario haha
ResponderEliminarnada, repetirte que me encanta, es precioso, lo sabes <3.
No lo es, y lo sabes >.<. Gracias por leerlo, esta y todas las que te digo siempre! jaja<3
ResponderEliminar