08 marzo, 2013

Mejor pensar que no pienso.


¿Acaso he podido cogerle el gusto a despistarme? 
Me mantenía en alerta para evitar tropiezos y bajaba la guardia cuando ya no había nada con qué tropezar. Era sencillo, los tropiezos me enseñaron los lugares que tenían baches en los caminos que frecuentaba, y había aprendido a saltar por encima de ellos o esquivarlos y mirar al horizonte, al futuro. Digo el horizonte porque desde mi posición tenía pinta de no tener fin, y esa idea me gustaba.
Un buen día comencé a preocuparme. Y, como no iba a ser menos, culpé al futuro (que por aquel entonces se convirtió en presente) porque no me había avisado de lo que se avecinaba. Más tarde supe que no le guardaría ninguna clase de rencor. Mira que había conocido por aquellas sendas caminantes... pero un "hasta luego" bastaba para dejarlos ir sin que me invadiera ninguna clase de extraño sentimiento. Ellos tenían su camino, y yo el mío. Fin de la historia.
Un despiste lo tiene cualquiera...pero no cualquiera sabe cuándo se despistará. 
Un buen día comprendí que tenía posibilidades de despistarme. Nunca me paraba en el camino, y aquella vez lo había hecho. Luego me dio rabia ¿qué fueron, segundos? Suficiente para considerarlo y no poder olvidar. Esa vez giré todo mi cuerpo por curiosidad, sentía necesidad de mirar hacia atrás, e ignoré a mi preciado horizonte por primera vez en mucho tiempo. 

Y me despisté. Me sabía el camino pero me olvidé de él por pensar en otras cosas.
Y eso nunca lo había hecho, 
y  entonces me preocupé,
y ahora sigue preocupándome...

"Controlamos todo, aquello que no queremos que pase, no pasará."                                                                                                                            

21 enero, 2013

Ni tanto, ni tan calvo.

Tal vez sea bueno avisar y percatarse de que no todos nuestros interrogantes tienen respuesta. O bueno, tal vez algunos ni se lo merezcan, porque la solución está tan clara que la pregunta sobra. Ojalá nunca nos cansemos de preguntar a diestra y siniestra. Porque se sobreentiende que el que no pregunta, no tiene dudas. O lo tiene todo muy claro, o lleva rato a la deriva...

01 enero, 2013

¡Feliz 2013!



Suelten sus palos, mochilas, sacos de dormir y esterillas. Échense, tírense en el suelo, da igual dónde, y miren al cielo mientras respiran profundamente. Sí, aquí estamos. ¿Ven? Hemos llegado, juntos…
Anoten en su cabeza, esta ha sido una etapa de nuestro camino. Miren hacia atrás. Aunque parezca mentira, aunque ahora sonriamos con nostalgia, ese es el mismo camino que se nos hizo grande más de una vez. Al principio dudamos de nuestras posibilidades, pero nos enfrentamos a él con valor. Nos alimentaba la ilusión.
Todo se hizo llevadero al principio. Incluso la mochila en la que cargabas lo que necesitabas para seguir caminando era un guante. Confiabas en tus piernas, en tus posibilidades, y ayudaban las ganas que los demás tenían y te contagiaban. Y ese camino se convirtió en una experiencia similar al año que se va ahora. Encontramos más de una cuesta en la que tuvimos que coger carrerilla y apoyarnos en los demás, pero también descubrimos bajadas en las que respirabas aliviado porque sabías que aquello sería fácil. Y cuántas veces no nos reímos y cantamos desafinados porque llegamos a nuestro destino; y cuántas sufrimos pensando en abandonar, rendidos porque aquello se nos hacía interminable.
Aunque caminaras solo alguna vez, la compañía se hacía indispensable a diario. Ahora caigo en la cuenta y agradezco a todas esas personas que hicieron que este año fuera como el camino: especial, mágico, real. A las que aunque tronara o hiciera sol estuvieron conmigo, a las que no se quedaron lo suficiente, y a aquellas que hoy sigo recordando con lágrimas en los ojos porque se fueron sin avisar. Gracias por ser mi bastón.
Ahora sorprende la cantidad de kilómetros andados. Sólo cuando terminas te parece insuficiente y te sientes satisfecho con lo que hiciste, pero día a día mirabas los carteles, flechas y vieiras con los ojos bien abiertos (por si se podía descontar alguno).
Recuerdo un momento cuando las palabras se quedaron pequeñas. Alzamos la cabeza, muertos en vida podría decirse, después del pedregoso camino y vimos cumplido nuestro sueño. Allí estaba la catedral, inmensa, preciosa, enorme.
Deseo que lleguen muchos más caminos, porque empiezo a anhelar este. Inspiren con ganas, demos la bienvenida al 2013.

PD: Publicado en Tuenti ayer, cuando aún seguíamos en el 2012. Probablemente se me escaparon muchas cosas, y otras no se pueden escribir, permanecen dentro. ¿Lograron comerse las 12 uvas, o comen aceitunas como alguien que yo sé? :)