21 enero, 2012

Bienvenido a mi fugaz vida.

..."y así, como llegó a mi vida, se fue. Sin un simple adiós o hasta pronto."
   Ayer mientras caminaba por la calle me pasó algo curioso. Vi a alguien que captó toda mi atención. No sé si entonces actuó sólo mi curiosidad. Podría haber sido un anónimo más, pero no lo fue. Lo vi mientras me dirigía a algún lugar. Como siempre, iba ensimismada en mis pensamientos. Yo no lo buscaba a él, buscaba a alguien que más tarde supe que nunca llegaría. Qué curioso, ¿no crees? Decir que lo vi por casualidad sería muy arriesgado, porque igual las casualidades no existen. ¡Pero vamos a pensar que sí!
Levanté la cabeza. Cuando lo miré supe enseguida nuevas cosas y se me olvidaron otras. ¿Cómo puede una persona transmitirte tanto en tan poco tiempo? Habían pasado segundos, ni yo misma me explicaba aquello.Allí lo tenía, sentado en las escaleras de algún edificio importante que no me molesté en determinar, sabiendo que aquella oportunidad se me iba a escapar como mismo había llegado. Había visto miles de veces en las películas esos encontronazos en las esquinas entre dos personas, en cafés o en el trabajo recogiendo algunos documentos que se habían caído "por casualidad". Mi situación no era la misma, ni mucho menos, pero guardaba cierta relación con esa lista de cosas raras e imposibles.
Era obvio: no lo conocía de nada. Pero algo me decía que tenía que conocerlo. Dar el primer paso. Me reí sola. No me atrevía ni siquiera a mirarlo, cuanto más a decirle "hola". ¿Y si levantaba la cabeza para mirarme? Moriría de vergüenza. Aquel chico tenía algo que me pertenecía. Miraba hacia su móvil, probablemente mensajes de la bandeja de entrada, o viejas fotos del verano pasado. ¡Yo que sé! Pero sonreía, algo bueno debía ser. Eso me tranquilizó y aumentó mi curiosidad al mismo tiempo. Mi corazón se debatía entre salir de mi pecho o aguardar dentro, impaciente en ambos casos. Lo quería llamar de algún modo sin conocerlo, saber todo de él, que me mirara y preguntarle quién era y qué hacía ahí. Disfrazarme del FBI por un momento. Pero ni siquiera se había percatado aún de mi presencia. ¡Me había inventado toda esta historia sin que él me mirase a los ojos siquiera! Definitivamente estaba loca, muy loca.
Segundos más tarde no sabía donde meterme. Me había sentado en un banco no muy lejos de donde él se encontraba, intentado distraerme con la gente que pasaba a mi alrededor y olvidar aquel raro suceso. Él seguía ahí. ¿Y si esperaba a alguien?
Mi mente divagaba. La realidad era que yo no estaba ahí por él. Me miré de arriba abajo un par de veces. Si iba vestida de aquella forma, había quedado con alguien, pero nadie había venido a mi encuentro.
¿Qué hacía ahí entonces?

1 comentario:

  1. Me encanta como escribes; me haces imaginarme lo que cuentas y la sensación de la prota :3
    Es genial :)

    ResponderEliminar